miércoles, 23 de noviembre de 2011

THERE IS NO SPOON


Llevo unos días que tengo la mente puesta en otro sitio, en otro lugar, en otro tiempo. Eso no es malo si no se idealiza lo malo y se relativiza lo bueno.
La cuestión que quería contar en esta entrada es lo siguiente: las creencias que nos definen. Las de verdad, no las que camuflamos entre medias mentiras, medias verdades y silencios. Esas creencias sobre cada uno de los campos en los que nos definimos. Ya he hablado alguna vez sobre las creencias. Son nuestro software, nuestra programación con la que hacemos cada acto, desde levantarnos hasta acostarnos.
Supongo que habrá gente que se sienta cómodo con esas creencias, pero no es mi caso. Una cosa que quiero aclarar es que cuando hablo de creencias no hablo de fe, ni de creer en Dios o dejar de creer.
Hablo de algo mucho más mundano, más práctico, y que nos toca de lleno a cada instante. Son las expresiones, sinceras, honestas que salen desde nuestro interior y que - aunque sea con toda su buena fe - nos limitan, me limitan. Digo que son sinceras, honestas aunque perjudiciales porque salen tanto de nuestro sentimiento, de nuestras emociones, como de una estructura de pensamiento creada y protegida durante años y años de nuestra vida, con pautas repetitivas, cansinas y todos los adjetivos que deseéis ponerle.
Estas creencias se pueden -¡cielos!¡se deben! - cambiar. Nos basamos en una premisa que considero incorrecta y es que lo que tiene que venir, el futuro, el devenir, el mañana, se regulará por las mismas reglas del ayer, del pasado, de lo que ya no existe. El punto interesante es que esto lo vemos cada día, aunque lo "normalicemos" en un instante. Prueba de ello es escribir en un blog y colgarlo para que 7.000.000.000 de personas puedan leerlo (querrán o no hacerlo, pero la posibilidad existe). Poco me podría imaginar hace 10 años que lo estaría haciendo. Sólo hablo de 10 años. Lo estamos haciendo al revés.... miramos atrás para encontrar respuestas del desconcertante futuro. Eso puede estar bien si de ahí extraemos las lecciones que necesitamos, pero no para fijar una "segunda residencia mental".
Volviendo por un instante a las creencias. Debemos conocerlas, y como digo siempre, observarlas. Como decían en Matrix, "No intentes doblar la cuchara, esos es imposible, sólo si aceptas la realidad...que es que eres tú el que se dobla". Es una de las frases más interesantes y fascinantes que he escuchado nunca y mi punto es que esa es la realidad, la creencias que debemos trabajar. Os pondré un ejemplo. Me siento fatigado, y no es que esté haciendo cada día un esfuerzo sobre humano. Cuando duermo, caigo profundo... Y como necesito entender el por qué de las cosas, intenté descubrirlo también en este caso: descartadas las posibilidades físicas (alimentación, salud, etc), me di cuenta que estaba pensando demasiado, y que eso me hacía (qué generoso soy conmigo mismo al ponerlo en pasado)... pues eso, que me hacía quedarme literalmente sin energía. ¿qué creencia se está moviendo aquí? me pregunté. Y en seguida llegué a la conclusión "mi creencia es que el cuerpo no importa". Vuelvo a repetir, es una creencia limitativa, por tanto errónea, pero es honesta, sincera, "real", y "verdadera", en cuanto a que realmente siento eso y está en mi programación diaria, rutinaria. Así que aquí están mis deberes para hoy. Identifiquemos cada campo de nuestra vida: salud, dinero, relaciones, estudios, trabajo, cuerpo, familia, pareja, etc (a más mejor) y veamos cuáles son programas. Sólo observarlos! Es imposible cambiarlos (versionando de nuevo a Matrix).


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