lunes, 26 de septiembre de 2011

VIVIENDO EN LOS PEQUEÑOS DETALLES


La sensación de absoluta paz, de tranquilidad, de equilibro que siento en La Garrotxa abre en mí los mejores sentimientos, las mejores emociones, los mejores recuerdos. Es como estar sentado sobre un punto altamente energético del planeta. Un lugar que te carga, te llena de una energía totalmente especial. Una energía limpia, transparente, que te da la fuerza para seguir adelante.
Para mí, es importante tener un rincón que exista físicamente. Al que pueda caminar para llegar, al que pueda tocar, oler. Un lugar al que acudir cada vez que necesito aclarar las ideas o que necesito, simplemente adquirir uan cierta perspectiva en mi vida.
Es increíble como nunca vuelvo de allí con el alma vacía o dañada. Allí busco todos los estímulos. Tal vez, de una forma totalmente inconsciente, me convierto en una especie de "aspiradora" de esos estímulos. Dejo que los sentidos se recreen como si estuvieran sueltos en un patio de colegio. Disfruto de cada instante, cada momento tiene mil cosas que ofrecerme. Sé que esto pasa en cualquier momento, en cada lugar, pero allí sucede sin ningún intermediario, es decir sin ningún pensamiento, ninguna razón, ningún intelecto que me dicte la agenda de mis sensaciones.
En La Garrotxa disfruto los colores de la naturaleza; las combinaciones de colores en los árboles que se van preparando en la paleta del paso de las estaciones; desde los marrones del otoño, los blancos del invierno, hasta los verdes de la primavera-verano. Las nubes son tan intensas que parece actores representando el papel de su vida en el gran teatro del cielo. Es bello cuando hace sol, cuando nieva, cuando llueve.
Disfruto de los sonidos ya que en ningún lugar se pueden disfrutar mejor que en la quietud del silencio. Lo primero que hago siempre al despertarme es asomarme por la ventana, y el primer sonido, el de los pajaritos parloteando entre ellos sobre .... ¿sobre qué hablarán los pajaritos?. El sonido del río a unos pocos metros te hace estar en un estado casi Zen. Realmente, el silencio tiene su propio ruido, su propio sonido y es, claro, transparente, honesto. El sonido del agua nunca finge ser otra cosa.
Los sabores; tema importante. Tengo que confesar que no suelo tomar casi nada de fruta en Barcelona, pero allí es un placer. Son frutas de verdad, con sus "verdaderos" sabores. Generosos, sabrosos. En Olot como platos que no comería en ningún otro sitio: (vale decir que la gastronomía de Olot es muy reputada). Los sabores allí son tan intensos como sólo se puede ser desde la autenticidad.
Disfrtuo de los olores, que aunque sean tan típicos como el del café, el propio contexto les da una textura diferente. Y el tacto, el tacto de la Naturaleza; de las hojas de menta que cogemos para hacernos el te, el agua caliente de la ducha que golpea cada centímetro de piel como si lo hiciera una masajista. Las mejores ideas las he tenido en ese momento... aunque eso me lleve a tomarme duchas de media hora.... Debajo de ella, desaparece el tiempo, aparecen las imágenes desde la inconsciencia.
Supongo que esta es una entrada que pretende dos cosas por mí parte; la suerte de tener ese rincón de planeta al que irme cuando lo necesito y por la otra, destacar la importancia de encontrar ese lugar que nos sirva para conectar con nuestra verdadera esencia, ya que hacerlo con ruido resulta más complicado, menos intenso y con resultados más insustanciales.
Las dos fotos son de este fin de semana. Supongo que con ellas quiero plasmar la sencillez de lo que es perfecto para mí. El video de hoy significa mucho, creo que hay bastante de mí en él, si eso es posible. Me gusta jugar con la simbología y aquí hay signos que me son muy propios. El video es de Deine Lakaien (tus lacayos) y la canción "mindmachine".

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