sábado, 30 de julio de 2011

SURFEANDO LAS OLAS DE LA VIDA


Esta semana ha venido mi hermana con mis sobrinitos. Puedo decir que cada día ha sido toda una aventura. Cada día con su propia historia. O dicho de otra forma, me he sentido vivo a cada instante, haciendo cosas que normalmente no suelo hacer, entre ellas... hacer de tío. Actividad que suelo desarrollar 2 ó 3 veces al año. (¡Mal por mí!).
Esto me hace pensar en que este julio ha tenido bastante de guión de película de suspense. Ha comenzado de una forma y ha acabado de otra totalmente impredecible.
Con este fin de mes, me quiero quedar con unas cuantas reflexiones. Reflexiones de estas profundas y "serias" que suelo poner en este blog. Ya sabéis que no hace falta estar de acuerdo conmigo. Es más, es probable que ni tan sólo yo esté de acuerdo conmigo mismo de aquí un tiempo. (Eso no es malo del todo, dicen que se llama evolucionar ;-) ).
1. Siempre buscamos analogías para entender lo que es "la vida". Hemos dicho de todo. Que si es como un juego, un teatro, una partida de ajedrez, una broma pesada, una batalla. Partiendo de la base que usamos las analogías para intentar explicar lo que no entendemos con algo que sí, no me parece mal su uso. Bueno, pues ahí va mi analogía. Creo que la vida es como una ola y nosotros "surfeamos" en ella. A más pensamos, a más, intentamos comprender cómo funciona, más veces nos caemos. Y nuestro problema es que cada vez que nos caemos, ponemos en marcha ese odioso mecanismo mental de "criticarnos" ("no sirves para esto", "no tienes habilidad"... bueno, ¿para qué contaros ejemplos? Seguro que hoy mismo nos hemos dicho unas cuantas de esas). Cualquier buen surfero os dirá que empiezan a surfear cuando sienten la ola, cuando se hacen con ella. Observan sin pensar cómo se mueve. Son uno con ella. Renuncian a su "ego" en el sentido de criticarse o alabarse (las dos caras de la moneda). Simplemente, surfean. Nosotros, los surferos "amateurs" en las olas de la vida, estamos más pendientes de .... cualquier cosa: si lo estamos haciendo bien o no, si cumplimos las expectativas que nos han puesto, o nos hemos puesto nosotros mismos. Pensamos que no lo hacemos bien porque la calidad de la tabla no es buena, las olas tampoco, hace mal día... Todas son excusas mentales... (Mente...ese gran hacedor de ruidos intensos). Supongo que sería acertado decir que lo que estaría bien sería: a) Relajarnos b) Desconectar nuestra mente, nuestras emociones, nuestros pensamientos, nuestro ego en definitiva c) Observar cómo se mueve la ola.. aunque el mar esté en calma siempre te enseña. d) Seguir su movimiento de forma instintiva, conectando totalmente con ella. No como un jinete que monta un caballo si no como el propio caballo. ¿Cuándo seremos conscientes del daño que nos hace pensar tanto?
2. Hay un punto en el que nos debemos enfrentar a una decisión. Decidir quienes somos realmente. Esta afirmación tiene truco. Pues nosotros somos, no lo decidimos. Pero bueno, demos el enunciado por bueno. Parece que se vende la idea de que "si no nos gustamos, lo que debemos hacer es cambiarnos por otro". Reemplazar un yo por otro.... ¡Menuda chapuza!. Más que nada porque seguramente ahí salten todos los mecanismos internos de protección que tenemos. Esa vocecita interna, la de verdad, dirá algo del estilo "oye, sólo estás cambiando una camisa por otra". Creo sinceramente que es más fácil  ser consciente de quién o mejor dicho, cómo no quieres ser, cómo no quieres que sea tu vida, o cómo no quieres vivirla. No sé. En este blog es difícil encontrar certezas. Pero siempre me ha parecido más interesante dudar de cualquier cosa, (siempre y cuando esto no impida avanzar) que tenerlo todo clarísimo y luego descubrir que te has equivocado en todo. Hacerse preguntas y dejar que se contesten solas es un buen ejercicio de conexión con "el resto". (Ya sé que no hay diferencia entre uno y los demás, pero los que estamos trabajando en esto del crecimiento tenemos que ir pasito a pasito). En definitiva, que a veces es más práctico sentir cómo no quiero volver a ser, o sentir que "pensar" en cómo debería sentirme para "sentirme" bien. (la repetición de la palabra "sentir" es del todo intencionada).
3 - Una idea con la que choco un poco con las ideas de Tolle. La conciencia del momento. Creo que si esta conciencia parte de la mente, "soy consciente de que estoy comiendo una fresa" "soy consciente de que estoy caminando" etc... Me parece una forma extraordinaria de "cortocircuitarse". Si pongo mi atención consciente en el presente y en cada acto, cosa que está sensacional hacerla puntualmente, esa consciencia se hace totalmente mental. Si soy consciente de que camino, es una invitación a que la mente entre con su ejército de pensamientos. Mi propuesta es estar sin estar. Es como un dejar fluir. Sin pensamientos, sin "el ojo de Sauron en cada movimiento". Tal vez me equivoque, pero creo que todo debe ser más natural, más espontáneo. Estar sin estar no significa que estemos en dos sitios a la vez, simplemente que no nos identificamos con el acto, sino que el acto transcurre a través de nosotros. Resta un poco de protagonismo a nuestro ego, pero ... sinceramente, el ego no tiene ni idea de nada. (Al menos el mío!)
Bueno, lo dejamos aquí para que no quede tan denso como una sopa de letras. Os cuento las fotos, la primera es de la playa de la Barceloneta, en Barcelona. Es de esta misma semana. Puede apreciarse el verano tan primaveral que estamos viviendo. La segunda foto está tomada este jueves. Es de la Font Màgica de Montjuïc. Es la primera vez que iba con niños a verla, y lo cierto es que se ve de una forma diferente. La perspectiva otra vez entra en acción ¿verdad?.
El video que pondré de hoy es de Joel Parkinson, un surfista. Me parece muy apropiado para la entrada de hoy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario