sábado, 27 de agosto de 2011

TENEMOS TODOS LOS INGREDIENTES PARA HACER EL MEJOR PASTEL


Hace unos años leí algo sobre el mundo de los sueños que me impactó por lo verdadero que me parecía. Decía más o menos que todos y cada uno de nosotros somos los directores, guionistas y productores de nuestros sueños. De tal forma que si soñamos con un perro con rayas naranjas y azules es porque nosotros, de alguna forma, lo hemos "planificado" así.
Esta nueva perspectiva me ayudó mucho a la hora de comprender, interpretar y modificar los sueños. Por cierto que un día me encantaría explicaros mi teoría sobre los mismos.
Ayer me pasó algo parecido con el mundo "real" o mejor dicho, sensible. Me comencé a leer un libro muy interesante (y muy recomendable) de Debbie Ford."El Secreto de la Sombra". No me dió tiempo a leer mucho pero sí pude empezar a sacar valiosas lecciones del mismo. Lecciones muy útiles para este viaje!.
La idea central giraba en torno a la representación de un papel. Decía Ford que todos representábamos uno, y que curiosamente, era el papel opuesto al deseo o sentir de nuestra propia alma, de nuestras propias capacidades. Si por ejemplo alguien era muy imaginativo de pequeño, y su entorno le "machacaba" con frases como "céntrate", "sé más realista". El niño se ponía el caparazón del realismo y de la no-imaginación para agradar a los demás, y acababa siendo un adulto amargado y perdido. Ya sabemos que no siempre pasa, ni le pasa a todo el mundo de la misma manera e intensidad, pero sí es verdad que todo el que se siente perdido debería comenzar a buscarse por el cómo era de pequeño (Sería bueno hacer un poco de periodistas de investigación y hablar con los que os conocieron de "enanos", padres, vecinos, abuelos, tíos. Os sorprenderán los recuerdos tan exactos que tendrán de vosotros.)
Otra cosa que decía Ford y que me sorprendió es que vivimos como si nos creyéramos que la película que nos hemos montado fuera cierta. Cuando en realidad "simplemente" somos, como en los sueños, directores, guionistas (y aunque no lo creamos, también productores) de nuestras vidas. ¿Os imagináis a Spielberg convencido de que vive en la realidad "ET" o "En busca del Arca perdida"? ¿A qué no?. Spielberg acababa el rodaje de la película y se iba tranquilamente a su casa.
Nosotros nos hemos montado una película, y por eso es importante tomar una cierta distancia de nosotros mismos para darnos cuenta de hasta que punto confundimos nuestro verdadero ser con el personaje que hemos creado. Incluso las pataletas, los intentos de solucionar "nuestros problemas" viven dentro de ese personaje. Y ahí vienen las pautas que he comentado en alguna que otra entrada. El personaje que hemos creado se mueve dentro de una trama, y mantiene su pauta durante toda la obra. Lo que me recuerda la etimología de la palabra castellana "persona". Seguro que muchos ya lo sabréis, pero creo que es importante ponerlo en esta entrada. Viene de la palabra latina "persona", que a su vez tomaron del griego "prospora" que significaba "máscara" (Máscara usada por los personajes en el teatro griego).
El primer paso es liberarnos del peso del personaje. NO SOMOS ESE PERSONAJE. Le dirigimos, pero no somos nosotros. Cuando lo desconectamos es cuando  aparece invariablemente nuestro yo verdadero, humilde, y sincero. El yo, que es un tú, el, ella, un nosotros, vosotros, ellos , todo!
Una última cosa que me encantó y que de ahí he sacado el título de la entrada es que siempre nos estamos quejando de que nos faltan ingredientes (dinero, felicidad, amor, una persona, una casa) pero que en realidad somos unos magníficos cocineros, con la cocina ideal para nosotros, y para el trabajo de hacer el pastel más sensacional que podemos hacer. Y que todos los ingredientes los tenemos ya, ahora mismo, sin necesidad de esperar a que venga alguno más. Todas nuestras experiencias, capacidades, han ido haciendo un pastel que es perfecto ahora mismo. Cuesta de ver pero una vez visto, parece mentira haber estado tan ciego. "Antes era ciego, ahora veo". (Quedaría muy bien diciendo que lo aprendi del Testamento, pero... no, lo aprendí de la película "The Game"....) Nunca se sabe de dónde pueden venir los aprendizajes.
Esto me hace pensar en que tengo que recomendaros una película que suelo ponerme siempre que ando algo perdido "Interestatal 60".
Antes de dejaros os comentaré las fotos. La primera es de ayer por la tarde. El cielo rugió enfurecido durante media hora. Acabada su furia dejó este magnífico cielo. La segunda foto, una excepción. No es mía, es de mi hermano, Álex. El martes nos hizo una pizza deliciosa con albahaca y anchoas. La foto es suya. Me ha parecido importante ponerla por el título que encabeza esta entrada. Os dejo con uno de los momentos más brillantes de la película Interestatal 60.

No hay comentarios:

Publicar un comentario