domingo, 6 de marzo de 2011

ADIOS A LOS MIEDOS, HOLA A LA VIDA

 Tengo que contaros un secreto. Mi vida está cambiando a lo bestia. Normalmente soy muy excéptico en cuanto a cambios desde dentro, ya que la mayoría de las veces - al menos en mi caso - suelen estar asociados tanto al autoengaño como a la necesidad de salir de una situación de bloqueo. Y como todo en la vida, una cosa lleva a la otra, otra a la otra y así sucesivamente. La semana pasada me di cuenta que quien mandaba en mi vida era el Miedo. Miedo a cualquier cosa pero sobre todo a la pérdida. Curioso miedo para alguien que no tiene casi nada que perder.

El miedo es algo con lo que te educan desde pequeño; padres , profesores, familiares, amigos, sociedad (a través de su más mortífera arma: la televisión). Desde pequeño viviendo el miedo a las consecuencias "si haces esto pasará esto, si no haces lo otro pasará.....lo mismo". Yo caí en eso. Me lo creí. Creí que la vida era una selva llena de peligros y que yo era un desvalido que necesitaba de los "adultos" para salir adelante. Es más bien lo contrario. Hay dos fuerzas en esta vida, casi versionando a Freud, el amor y el miedo (lo que el llama muerte). La primera es la mejor de las gasolinas. No te hace ser un buscador sino un experimentador de tu vida, de tu realidad, de lo que te rodea. Movido por el amor a ti mismo y como una consecuencia cuántica, ese amor recae en todo lo que te rodea.
Hasta los instigadores del miedo se han encargado de desprestigiar la palabra Amor. Exhibiéndola como algo romántico, débil, soñador, intangible, femenino. Ese amor de baja intensidad, ese es un amor posesivo. Yo me refiero a un amor, fuerte, un amor que tiene una vibración brutal que rompería cualquier medidor. Un amor basado en la felicidad, en el entusiasmo. Si existe realmente el cielo, me imagino la escena: al morir, vamos allí, nos preguntan que tal nos ha ido en "las colonias de verano" en la Tierra y nosotros decimos: ha sido un horror, nos hacían trabajar para pagar unas deudas que ni sabíamos que teníamos. Nos decían a todo "cuidado con eso, cuidado con lo otro". Para mejorar el símil. Es como si fuéramos a divertirnos a  Walt Disney y los encargados nos hicieran fichar a la entrada y a la salida, nos dijeran que no subiéramos a tal o a cual atracción por que está reservada para los directivos, o que cuidado con esa atracción, mejor no disfrutar porque te puedes matar. Un Walt Disney lleno de normas. las que se os ocurran. A que no tendría sentido siendo un parque de diversión? Pues eso es lo que pasa con nuestras vidas.
Seguro que alguno piensa que soy un utópico, que aquí hemos venido a trabajar y no a disfrutar, o a no hacer nada. Al contrario, es cuando tenemos miedo que no hacemos nada. Si disfrutamos, si vibramos con lo que amamos, es cuando sale la creatividad. No me cuesta imaginarme la siguiente situación: Un desconocido le pregunta a Leonardo da Vinci a qué se dedica, en que trabaja?. Seguro que él contestaría que en nada!. "Así que usted se dedica a vivir la vida?" y el sabio contestaría: "Exactamente eso". Alguien que disfruta con lo que hace no considera que esté trabajando.
Bueno. La cuestión es que descubrí "El Poder" de Rhonda Byrne. Que es la segunda parte de "El Secreto". O dicho de otra forma, es el complemento práctico e imprescindible de "El secreto". La primera parte me dejó frío pero al leer ésta sí que pude soltar eso de "Eureka". Así que desde hace una semana, cada día, cada instante hago un ejercicio:
1.- Agradecer: las cosas que tengo y las cosas que quisiera tener como si ya las tuviera (el primer efecto es darme cuenta que la mayoría de las cosas que pido ya las he tenido con lo cual, el trabajo es más facil al no depender de un resultado). De verdad que te das cuenta que nos pasamos centrándonos en las cosas malas que nos pasan, fomentando ese diálogo interior de "la cosas no funcionan", "vamos mal" etc.
2.- Trabajar desde la solución: Me siento con las cosas que quiero. Las vivo en presente. Hago cosas como si ya las tuviera. Me centro en momentos en que he disfrutado de tener lo que quiero ahora y -como si fuera un químico- lo aislo y lo vivo como si estuviera pasando ahora. No es engañarse ya que realmente lo he tenido. (Es curioso lo que descubres con este ejercicio). Sobre todo; no dejarse engañar por la parte realista de nuestro cerebro; en cierta forma, él es quien nos ha puesto en esta situación. No tener pensamientos negativos (es decir, miedo). En mi caso ahora sólo me viene ese miedo al despertar, luego se me pasa.
3.- Amarse uno mismo. Vibrar con uno, con lo que hace. Luego vibrar, amar, entusiasmarse con lo que nos rodea ahora. Es un amor puro, sincero, sin miedo a la pérdida. Al contrario. Realmente a más te centras, más grande lo haces. Para los escépticos. Verdad que esto funciona en su versión negativa? tus miedos, a más te centras en ellos, más grandes se te hacen?. O verdad que si algo te va mal, todo te va mal?. Pues si esto funciona en negativo, también funciona en positivo. Es cierto también eso de la caridad comienza con uno mismo. Regalarse algo cada día, mimarse, quererse, darse a uno mismo. En serio que no tiene ningún sentido dar a los demás si dentro no hay nada que dar. (De ahí viene el desagradecimiento. Curiosamente cuando das más de lo que tienes recibes desagradecimiento y te sientes más abatido) En cambio si das como si fuera rayo de sol. Encima es cuando te lo agradecen. Y es que la vida en el miedo tiene poco de justa.
Alguien puede pensar que todo esto puede llevar mucho tiempo. Lo cierto es que no. Se hace muy rápido y con ganas de repetir. Otro pensamiento puede ser que vives pendiente del resultado.El resultado ya lo tienes, ya vives con lo que quieres. Y, en serio que funciona. La semana que viene pondré algunas cosas increibles que me han pasado en solo una semana. Y por último, otros pueden pensar que de esta forma solo vives en tu estado de alegría. No, a contrario de vivir en el miedo, vivir en al amor te hace más explorador, te hace vivir más, moverte más, crear más.
Os dejo con la introducción de "The Power" de Rhonda Byrne. Sed buenos exploradores!

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